Hoy, en conmemoración del Día Mundial del Glaucoma, nos unimos para concienciar sobre esta enfermedad ocular. Descubre la importancia de los exámenes oftalmológicos regulares y cómo prevenir la ceguera asociada con el glaucoma. ¡Sigue leyendo para obtener más información!
Hoy, 12 de marzo, conmemoramos el Día Mundial del Glaucoma, una fecha dedicada a sensibilizar a la población sobre la importancia de someterse a exámenes oftalmológicos regulares para prevenir la ceguera asociada con esta enfermedad.
Según la Academia Americana de Oftalmología, el glaucoma es una afección que daña el nervio óptico del ojo y constituye la principal causa de ceguera. Se produce generalmente por la acumulación de fluido en la parte frontal del ojo, lo que aumenta la presión ocular y causa daño al nervio óptico.
En Estados Unidos, la ceguera es el tercer problema de salud más temido, después del cáncer y los ataques cardíacos, de acuerdo a la Asociación Mundial del Glaucoma. Se estima que para el año 2040, más de 100 millones de personas en todo el mundo padecerán esta enfermedad.
Cabe destacar que, según un informe de la Clínica Mayo, los hispanos tienen un mayor riesgo de desarrollar glaucoma, al igual que las personas mayores de 55 años, aquellos con presión ocular alta, antecedentes familiares de la enfermedad, diabetes, migrañas, presión arterial alta, anemia o miopía.
¿Cómo se desarrolla el glaucoma?
La Academia Americana de Oftalmología explica que hay dos tipos principales de glaucoma: el crónico de ángulo abierto y el de ángulo cerrado.
El primero es el más común y se desarrolla gradualmente cuando el ojo no drena el fluido correctamente. No es doloroso y no causa cambios en la visión al principio, por lo que es importante hacerse exámenes oculares regulares para detectarlo a tiempo. Se le conoce como el “ladrón silencioso de la visión”, ya que la mayoría de las personas afectadas no notan cambios en su visión hasta que el daño es grave.
El segundo tipo ocurre cuando el iris está demasiado cerca del ángulo de drenaje en el ojo, lo que puede causar un bloqueo repentino y un aumento rápido de la presión ocular, lo que lleva a un ataque agudo que debe tratarse de inmediato para evitar la ceguera. Aunque la mayoría de las personas no presentan síntomas antes de un ataque, algunas de las señales incluyen visión borrosa, halos de luz, dolores de cabeza leves o dolor en el ojo. Se recomienda que las personas que experimenten estos síntomas sean examinadas por un oftalmólogo lo antes posible.
La importancia de la prevención
Es fundamental crear conciencia sobre esta enfermedad, ya que es silenciosa y no presenta síntomas en sus etapas iniciales. Por lo tanto, es imperativo realizarse exámenes oftalmológicos completos periódicamente, que incluyan la medición de la presión ocular, la revisión del ángulo de drenaje del ojo, la evaluación del nervio óptico y la visión periférica, así como la medición del grosor de la córnea, como lo recomienda la Academia Americana de Oftalmología.
Ahora que tienes esta información, úsala a tu favor y agenda revisiones oftalmológicas regulares para prevenir esta enfermedad.
Recuerda que la vista es un tesoro invaluable que nos permite apreciar la belleza del mundo que nos rodea.